Fuente: https://bit.ly/3bR8BQU

Como parte de los esfuerzos por lograr la institucionalización de algunos principios emanados de la Revolución mexicana, a partir de la década de los treinta del siglo pasado, en México se fueron implementado diferentes mecanismos para reducir el número de población en condiciones de analfabetismo.

Los pendientes en materia de educación fueron objeto de las primeras acciones importantes que los gobiernos posrevolucionarios reconocieron como una deuda histórica, que se había acentuado aún más a partir del reclamo social que tuvo lugar durante los años en que se desenvolvió la movilización armada.

La Constitución mexicana, que entró en vigor el 5 de febrero de 1917, reconoció el derecho de todos los mexicanos a la educación pública, laica, gratuita y de carácter obligatorio. No obstante, para garantizar tal derecho se presentaron algunos problemas de carácter ejecutivo al inicio, pues los gobiernos locales lidiaron con ciertas incapacidades para planear y ejecutar programas educativos de largo alcance, por lo que, durante la gestión de José Vasconcelos, primer secretario de Educación Pública en México, se retomó la idea de implementar un programa educativo nacional a gran escala.

En dicho programa, para el cual el expresidente Álvaro Obregón otorgó un presupuesto de 35 millones –el más alto hasta ese momento—Vasconcelos apostó por la reproducción de libros y la apertura de bibliotecas populares a lo largo y ancho del país. Las campañas contra el analfabetismo de aquella época estuvieron pensadas para contrarrestar el apremiante atraso educativo que se venía arrastrando en México desde que el territorio era colonia española.

De igual manera, durante el gobierno de Lázaro Cárdenas hubo la intención de promover el aprendizaje de la lectura y escritura en lengua castellana para toda la población, lo cual incluyó esfuerzos institucionales direccionados principalmente a disminuir el analfabetismo entre la población rural. La inclusión de los pueblos originarios dentro de un gigantesco plan educativo nacional fue la consecución de lo que inicialmente había planteado Vasconcelos unos años antes.

Empero, a pesar de la significativa reducción del analfabetismo en el México contemporáneo—de acuerdo con datos del Inegi de 2021, en México, 4 millones 456 mil 431 personas no saben leer ni escribir en nuestro país, lo que representa el 4.7 por ciento de la población mayor de 15 años—la realidad es que la población en general no lee.

De acuerdo con los resultados arrojados por el Módulo de Lectura (Molec) de 2020, elaborado por el Inegi, en México se leen 3.4 libros por persona al año. Estas cifras presentan una diferencia abismal en comparación con otros países que cuentan con un gran número de asiduos lectores; naciones como India, Tailandia y China, hasta hace algunos años, lideraban los primeros lugares en el ranking mundial de países lectores.

Los índices de lectura arrojados entre la población mexicana son muy bajos; de conformidad con el Molec, el entretenimiento o el pasatiempo es la principal causa de la lectura, seguido de la necesidad de una cultura general. Los lectores de nuestro país están más inclinados hacia géneros literarios como la novela, el cuento, la ciencia ficción o el teatro.

En México, a partir del decreto presidencial emitido el 12 de noviembre de 1979, cada año se conmemora el Día Nacional del Libro, efeméride que coincide con el natalicio de Sor Juana Inés de la Cruz, un ícono de la literatura novohispana y referencia incuestionable de la gran producción literaria en lo que hoy es territorio mexicano.

Para impulsar la producción de libros y la lectura como hábito cultural de la sociedad mexicana, el Congreso mexicano aprobó la Ley de Fomento Para la Lectura y el Libro el 24 de julio de 2008, la cual dispone en su artículo 3: “El fomento a la lectura y el libro se establece en esta Ley en el marco de las garantías constitucionales de libertad de escribir, editar y publicar libros sobre cualquier materia, propiciando el acceso a la lectura y el libro de toda la población”.

 

Fuentes:  

  • Del Ángel, Minerva; Rodríguez, Adolfo, “La promoción de la lectura en México”, en Sociedad de Investigaciones Bibliotecológicas. Buenos Aires, Argentina. Pp. 11-40. Argentina, 2007.
  • “Ley de Fomento Para la Lectura y el Libro”, disponible en https://bit.ly/3BOL0Lr, consultado el 7-11-2021.
  • “Módulo Sobre Lectura. Principales resultados, febrero de 2020”, INEGI, disponible en https://bit.ly/3H04jVW, consultado el día 7-11-2021.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *