Fuente: https://bit.ly/3fQbJMl
Una de los referentes nacionales respecto a la lucha histórica por lograr la igualdad de derechos y oportunidades entre mujeres y hombres en México, es sin duda Hermila Galindo Acosta –conocida también como Hermila Galindo de Topete—.
Su lucha por conquistar los derechos políticos de las mujeres en una época que trajo consigo un alud de cambios importantes en la configuración del Estado mexicano, se extendió también al campo de la conciencia ideológica por la inclusión y empoderamiento de la mujer en áreas estratégicas de la esfera social, como lo es la administración pública.
Hermila Galindo, nació el 2 de junio de 1886 en el municipio de Villa Juárez, en el estado de Durango; quedó huérfana de madre, pues ésta murió a los tres días de dar a luz. Debido a ello fue criada por su padre Rosario Galindo y por su tía paterna Ángela Galindo.
Su formación académica tuvo lugar en las ciudades de Chihuahua y Torreón, en dónde además aprendió a dominar la mecanografía, la taquigrafía y el idioma inglés; a la edad de 16 años perdió a su progenitor, lo que la motivó a trasladarse a la Ciudad de México tiempo después.
Su acercamiento a la efervescente vida política de su época -estuvo inmersa en el ocaso del porfiriato-, fue fortuito; en 1909, un abogado con el que ella laboraba llamado Francisco Martínez Ortiz, realizó un discurso en honor de Benito Juárez y en contra del gobierno de Díaz. El alcalde de Torreón al enterarse de tal libelo exigió todas las copias de este para impedir su publicación, sin embargo, Hermila conservó una copia mecanografiada, la cual fue distribuida por el hijo del mismo abogado, contribuyendo con ello a generar una atmósfera política hostil al régimen de Díaz.
Hermila Galindo estuvo desde 1908 muy activa en el movimiento revolucionario: fue reyista, maderista y al final constitucionalista.
Su dominio de la taquimecanografía le abrió las puertas para relacionarse con líderes de las diferentes facciones políticas revolucionarias.
A la edad de 15 años, se mudó a la Ciudad de México, en dónde se unió al Club Liberal Abraham González, el cual influyó en su formación política y le dotó de sensibilidad respecto de los problemas sociales que aquejaban al país en aquel momento.
En 1914, con la deposición de Huerta y el eventual triunfo de Venustiano Carranza, éste último entró victorioso a la Ciudad de México; a nombre del Club Liberal Abraham González, Hermila Galindo pronunció un discurso en honor del Primer Jefe del Ejército Constitucionalista, lo que le valió convertirse en su secretaria personal.
Como colaboradora de Carranza, tuvo la oportunidad de viajar por todo el país, promoviendo nacional e internacionalmente el constitucionalismo.
Para 1915, Hermila ya discurría en los grandes foros dilucidando la naturaleza y propósito de la llamada Doctrina Carranza, al tiempo de comenzar a difundir el ideario feminista en todo el territorio mexicano, e incluso en países como Cuba y Colombia, en donde fue nombrada diplomática del gobierno constitucionalista.
Ese mismo año, apareció el primer número de La Mujer Moderna, publicación que fue creada y dirigida por ella y en la que se abordaban los problemas políticos nacionales, además de otros temas, otrora considerados propios y del interés de las mujeres, como la belleza y la cocina.
Hermila Galindo además de ser una gran promotora del constitucionalismo de Carranza, destinó gran parte de su energía en denunciar la discriminación de la que eran objeto las mujeres en nuestro país.
El Código Civil de 1884, por ejemplo, le daba a las mujeres soleteras adultas los mismos derechos que a los hombres –o al menos eso decía el papel–; sin embargo, para aquellas que contraían matrimonio, el estado civil les significaba la pérdida de derechos y eran definidas como “imbecilitas sexuales” –imbécil por razón de sexo—.
Galindo denunció la desigualdad de género expresada en las leyes de su tiempo; para ella la esposa:
“… no tiene ningún derecho en su hogar. Está excluida de participar en cualquier asunto público y carece de personalidad jurídica para realizar cualquier contrato. No puede deshacerse de sus pertenencias personales, ni siquiera administrarlas, y está legalmente descalificada para defenderse contra la mala administración de su patrimonio por parte de su esposo, incluso cuando utiliza su fondo para fines que son más innobles y ofensivos para ella. No tiene autoridad sobre sus hijos y no tiene derecho a intervenir en su educación… Debe, como viuda, consultar a las personas designadas por su esposo antes de su muerte, de lo contrario puede perder sus derechos sobre ellos”.
En 1916 se llevaron a cabo los dos congresos feministas que sentarían importantes precedentes para el feminismo mexicano.
Al primero, llevado a cabo a mediados de enero de ese año, Galindo envió un documento para que fuera leído en la asamblea y el cual se tituló “La mujer en el futuro”; en él, plasmó diáfanamente su pensamiento progresista al propugnar por una plena igualdad de derechos entre hombres y mujeres en México. Exigió el sufragio de las mujeres, la legalización del divorcio y el fin del machismo como cultura dominante en nuestro país.
Tales posturas ocasionaron división de opiniones en dicho congreso, por lo que algunas de sus propuestas no fueron bien recibidas.
A finales de 1916, tuvo lugar el Congreso Constituyente en la ciudad de Querétaro. La presencia de Hermila Galindo junto con un grupo de mujeres, trató de hacerse eco para impulsar la causa feminista en la redacción y aprobación de la nueva Carta Magna que daría a luz dicho Congreso en febrero del año siguiente; sin embargo, fueron ignoradas y aunque en dicho documento no se negaron los derechos políticos de las mujeres, tampoco se reconocieron abiertamente.
En 1918, a pesar de que la Ley Electoral de ese año especificaba que el derecho a votar y ser votado era exclusivo de los hombres, Galindo se postuló como candidata –la primera en la historia de nuestro país—a la diputación federal por el V distrito electoral del Distrito Federal; aunque no ganó la elección, su candidatura y participación constituyeron un triunfo histórico, demostrando que las mujeres mexicanas no dejarían de buscar el reconocimiento de sus derechos ciudadanos más elementales.
Con la abrupta desaparición del carrancismo en 1920, Hermila Galindo decidió terminar su carrera política a muy temprana edad. Se casó en 1923 con Miguel Topete, con quien procreó una hija: Rosario Topete Galindo.
Sus últimos años los dedicó a la pintura. Murió el 18 de agosto de 1954 en la Ciudad de México. Al momento de su muerte, ya se había aprobado la reforma constitucional que reconocía los derechos políticos de las mujeres en nuestro país; al año siguiente las mujeres votarían por primera vez en las elecciones federales.
El legado de Hermila Galindo se hace presente en la LXIV Legislatura de la H. Cámara de Diputados, la cual es conocida como la legislatura de la paridad de género.
Fuentes:
- López, Alberto, “Hermila Galindo, pionera, feminista y primera candidata a diputada federal”, en El País, disponible en https://bit.ly/30Mj2AB, consultado el 10-08-2020.
- Tuñón Pablos, Esperanza; Martínez Ortega Juan Iván, “La propuesta político-feminista de Hermila Galindo: Tensiones, oposiciones y estrategias”, en Revista interdisciplinaria de estudios de género de El Colegio de México, vol. 3, núm. 6, 2017. El Colegio de México A.C., Programa Interdisciplinario de Estudios de la Mujer.