Antonio de Padua María Severino López de Santa Anna y Pérez fue uno de los políticos mexicanos más importantes de los primeros años del México independiente. Su vida y muchas de sus decisiones fueron motivo de constante polémica, así como su proceder como titular del Ejecutivo Nacional.

El 1 de abril de 1833, Santa Anna fue nombrado presidente de la República y Valentín Gómez Farías como vicepresidente. Esta elección resultó en el primero de once periodos distintos en los que el peculiar político veracruzano ejerció como presidente. Cabe destacar que, en ese momento, el primer mandatario se reportó enfermo, lo que lo imposibilitaba para ejercer el cargo.2

Cabe recordar que, de conformidad con la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos de 1824, en su artículo 75, las faltas del presidente podían ser suplidas: “Habrá también un vicepresidente en quien recaerán, en caso de imposibilidad física o moral del presidente, todas las facultades y prerrogativas de éste. 3

En realidad, Gómez Farías fungió como titular de la Presidencia debido a que Santa Anna prefería irse a su hacienda de Manga de Clavo, en vez de ejercer como titular del Ejecutivo.[1] Esta situación resulta particularmente reveladora, porque con la ausencia de Santa Anna, Gómez Farías se volvió el primer presidente civil de nuestro país.[2]

Uno de los actos más destacados del breve periodo de gobierno de este último, fue que restringió la expulsión indiscriminada de españoles, logrando la permanencia de aquellos ex súbditos de la Corona casados con mexicanos o mexicanas o que hubieran apoyado la independencia de México[3]

Tras esta breve administración, Santa Anna ejerció efectivamente el poder por primera vez del 16 de mayo al 1 de junio de 1833, respondiendo a una petición externada por panfletos en la Ciudad de México.[4] Además, buscaba calmar un poco el ambiente político, tras el interés del ala federalista del Congreso de aplicar reformas profundas dentro de la organización social mexicana. [5]

De esta manera, el polémico veracruzano empezó sus intermitentes gestiones como titular del Poder Ejecutivo del país, volviéndose un personaje recalcitrante de la política nacional las dos décadas siguientes, hasta su expulsión definitiva en 1855.

[1]Moisés González Navarro. “La era de Santa Anna.” En Miguel León-Portilla (coord.) Historia documental de México. V II. 4° edición. México: UNAM. 2013. 808 p. P. 254 (Documental, 4).

[2] C. A. Hutchinson. Valentín Gómez Farías. La vida de un republicano. Jalisco: Secretaría General Unidad Editorial. 1983. P. 98. 391 p. Colección Historia. Serie: Documentos e investigación No. 12.

[3] Ibídem, p. 103

[4] Ibídem, p. 104

[5]Frank M. Samponaro. “La alianza de Santa Anna y los federalistas 1832-1834: su formación y desintegración.” En Historia Mexicana Vol. 30, No. 3 (Jan. – Mar., 1981), P. 372.