Fuente: https://bit.ly/3ryWjFk

Nicolás Bravo Rueda fue uno de los insurgentes más activos de la etapa de la Independencia; estuvo presente en el movimiento armado con las fuerzas que continuaron la lucha después de la muerte de Miguel Hidalgo y hasta la consumación de la Independencia, en septiembre de 1821. Tuvo una actividad política muy intensa durante los primeros años del México independiente y hasta antes de iniciarse la época de la Reforma, a mediados del Siglo XIX.

Nicolás Bravo nació el 10 de septiembre de 1786 en la ciudad de Chilpancingo, en el hoy estado de Guerrero. Su padre fue Leonardo Bravo, criollo que fuera dueño de la hacienda de Chichihualco y su madre Gertrudis Rueda de Bravo. Durante su infancia desarrolló diversas tareas relacionadas con su lugar de crianza.

Con la efervescencia del movimiento insurgente, que en el sur ganó rápidamente terreno con el liderazgo de José María Morelos, el realismo presionó a los dueños de diversas haciendas en el sur del territorio, exigiéndoles su cooperación para el suministro de productos de primera necesidad para las tropas fieles a la Corona. Los Bravo, se negaron a colaborar y esa decisión los llevó a verse en la necesidad de esconderse en cuevas en la región de Michapa por algunos meses, so pena de ser encarcelados por desobediencia.

Nicolás bravo inició su carrera como militar el 17 de mayo de 1811, fecha en la que se unió a las fuerzas del insurgente Hermenegildo Galeana. Un año después, en 1812, resistió junto a Morelos el sitio de Cuautla; por esas mismas fechas, su padre Leonardo Bravo, fue capturado por el realista Gabriel Yermo, entregado a Félix María Calleja y conducido por éste en calidad de prisionero hacia la ciudad de México; el 13 de septiembre de 1812, por órdenes del entonces Virrey fue ejecutado por garrote vil, modalidad de castigo considerada una de las más cruentas, infames y degradantes de la época.

Ante la muerte de su padre, mediante una carta Morelos le instruyó a Nicolás Bravo ejecutar en represalia a trescientes prisioneros realistas que estaban bajo su custodia; no obstante, Bravo los indultó, con lo cual se ganó el título de “Héroe del Perdón”.

Su participación dentro de la milicia insurgente lo llevó a defender el Congreso de Anáhuac y, en 1817, a ser aprehendido por las fuerzas realistas y permanecer encarcelado durante tres años aproximadamente.

Nicolás Bravo salió de prisión por indulto decretado por Fernando VII y, en 1821, al igual que otros insurgentes, se unió al Plan de Iguala convocado por Agustín de Iturbide. Cuando se consumó la Independencia de México, fue nombrado consejero de Estado e individuo de la Regencia por el Congreso Constituyente; en 1823, cuando Agustín de Iturbide estableció el Primer Imperio Mexicano, Bravo lo combatió y se pronunció en favor del establecimiento de una República.

En 1824, durante el primer gobierno republicano de Guadalupe Victoria, Nicolás Bravo ostentó el cargo de vicepresidente. Cuatro años después combatió a Vicente Guerrero cuando éste desconoció el gobierno de Manuel Gómez Pedraza; fue capturado, juzgado y desterrado del país; exiliado en países recién independizados de América del Sur, volvió a México cuando se gestaba la insurrección en contra de Vicente Guerrero en 1829.

Dirigente de la logia masónica escocesa, Nicolás Bravo fue uno de los políticos conservadores de mayor influencia en el país, en los primeros años del México independiente. De 1833 a 1846, tuvo participaciones militares y políticas, combatiendo la insurrección de Texas que derivó finalmente en su independencia; sustituyó en dos ocasiones a Antonio López de Santa Anna en la presidencia de la República, la primera en 1839 y la segunda entre 1842 y 1843; en 1846, también sustituyó en la titularidad del Ejecutivo Federal a Mariano Paredes.

Nicolás Bravo combatió patrióticamente en la invasión norteamericana en la defensa de Puebla, Tabasco, Oaxaca y Veracruz. En 1847, organizó la defensa de la Ciudad de México y, con menos de un millar de hombres defendió el Castillo de Chapultepec; con la caída de la última defensa de la Ciudad de México, Bravo fue hecho prisionero y, posteriormente, acusado de cobardía por el propio Santa Anna.

En 1854, en los albores de la Revolución de Ayutla, Bravo se negó a persuadir a los sureños de unirse al movimiento convocado por Juan Álvarez e Ignacio Comonfort. Murió en su hacienda de Chichihualco el 22 de abril de 1854; su esposa Antonina Guevara falleció sólo tres horas después, por lo que se rumoreó que habían sido envenenados a causa de negarle su ayuda a Santa Anna.

Fue declarado Benemérito de la Patria. Sus restos descansan en la Columna de la Independencia en la Ciudad de México.

 

Fuentes:

  • Carmona Dávila, Doralicia, “Nicolás Bravo”, en Memoria Política de México, disponible en https://bit.ly/3rygcvS, consultado el 18-04-2022.

Miranda Arrieta, Eduardo, “Nicolás Bravo. Del Desafío Independentista a la época republicana” Tzintzun. Revista de Estudios Históricos, núm. 48, julio-diciembre, 2008, pp. 41-68. Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo Morelia, México.

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