Fuente: https://bit.ly/3paNQaG

Durante el gobierno del general Álvaro Obregón se comenzaron a establecer cambios institucionales, en armonía con los ideales del movimiento armado de 1910. Uno de los cambios más importantes emanado de la guerra civil se expresó en el artículo 3 de la Constitución de 1917, el cual consignó la obligación del Estado mexicano de impartir educación pública, laica y gratuita para todos los gobernados.

No obstante, hubo carencias en materia de planeación, que impidieron uniformar los criterios para articular y operacionalizar el mandato constitucional establecido en el artículo 3 de nuestra Carta Magna.

José Vasconcelos, primer secretario de Educación Pública en México y rector de la Universidad Nacional, entendía a la educación como un triunfo emanado del movimiento revolucionario y como un derecho para reivindicar, especialmente, a los sectores de la población más desfavorecidos de la sociedad en nuestro país.

En contraposición al positivismo porfiriano, la visión adoptada por Vasconcelos asumía al tema educativo como una oportunidad para impulsar las actividades económicas, tanto del ramo industrial como del ramo campesino, a través de la difusión de técnicas adecuadas para el desarrollo de cada uno de estos campos.

Asimismo, el ilustre rector consideraba que el carácter del nuevo ministerio de educación era eminentemente nacional, ya que la pretensión era centralizar las actividades que se desarrollarían en las aulas, con el fin de uniformar los criterios de planeación y ejecución a lo largo y ancho del territorio.

Uno de los problemas por atender en este respecto consistía en el hecho de que los gobiernos locales presentaban grandes vacíos en sus planes educativos, lo que repercutía en problemas de atraso constante y en desigualdades que podían poner en entredicho las aspiraciones sociales emanadas del movimiento revolucionario.

Para lograr esa uniformidad, Vasconcelos direccionó su propuesta hacia la educación rural e indígena, que después sería retomada durante el advenimiento del cardenismo; divulgar la enseñanza de la lengua española, así como de higiene, economía, técnicas de cultivo y de conocimiento de maquinaria aplicada a la agricultura constituía un reto, cuyos frutos repercutirían en una mayor eficiencia del trabajo, lo cual aumentaría el monto de los salarios y la posibilidad de que la “raza se eleve rápidamente”.

Para poder llevar a cabo dicho plan nacional de educación, Vasconcelos planteó la creación de tres departamentos al interior del nuevo ministerio de educación: el Escolar, el de Bibliotecas y el de Bellas Artes. Para Vasconcelos, la actividad educativa no se limitaba a las aulas, pues ésta tenía que complementarse con el acercamiento de la población hacia los espacios de lectura –método con el cual se pretendía combatir el problema agudo del analfabetismo—y a las disciplinas artísticas, para ayudar a cultivar y sensibilizar el propio espíritu.

El compromiso de Vasconcelos con el tema educativo lo llevó a ser el primero en elaborar un plan a escala nacional que no se había advertido, hasta ese momento, en la historia de nuestro país.

Para poder llevar a cabo tal empresa, el 22 de octubre de 1920, a través del subsecretario de Gobernación, José Inocente Lugo, se presentó la iniciativa de ley, con proyecto de decreto para la creación de la Secretaría de Educación Pública, la cual incluyó una exposición de motivos redactada por el mismo José Vasconcelos quien, a la postre, se convertiría en el primer secretario de Educación Pública.

 

Fuentes:

  • Ávila Olimpia, “SEP: el origen de una institución”, en Excelsior, disponible en https://bit.ly/3DPki6D, consultado el 18-10-2021.
  • “AGN recuerda la creación de la SEP con José Vasconcelos”, en Archivo General de la Nación, disponible en https://bit.ly/2Z1mjxi, consultado el 18-10-2021.

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