Fuente: https://bit.ly/3cT2MB5
En los albores del movimiento de Independencia se presentaron diversos cuestionamientos en relación a la reorganización del territorio de la Nueva España frente a la invasión napoleónica a la metrópoli en 1808, cuya consecuencia inmediata fue la abdicación al trono de los monarcas españoles.
En ese mismo año emergieron una serie de intelectuales criollos en la Colonia, dispuestos a cuestionar de fondo el Statu quo, caracterizado por un orden piramidal rígido encabezado por los peninsulares, dejando a los primeros en clara desventaja ante cualquier posibilidad de ascenso en la estructura política o religiosa dentro de la sociedad virreinal.
En septiembre de 1810, exactamente dos años después de que el grupo peninsular refrendara su política de exclusión en detrimento de las aspiraciones criollas de ascender dentro de las estructuras políticas coloniales, el cura Miguel Hidalgo inició una revolución de masas de manera precipitada en la localidad de Dolores.
El rápido avance de la turba enardecida por la región del Bajío, así como las victorias obtenidas frente a las fuerzas realistas, lograron que la insurgencia creciera exponencialmente y que se fueran adhiriendo al movimiento personas de todos los estratos sociales en la Colonia.
José Ignacio Antonio López Rayón y López Aguado, se unió al movimiento encabezado por Hidalgo poco tiempo después de haberse iniciado la lucha de Independencia; es importante aclarar que el proyecto original del grupo de intelectuales criollos que impulsaron indirectamente el movimiento armado no buscaba la separación total de la Corona española, sino lograr una autonomía política que permitiera la inclusión de más grupos sociales en la toma de decisiones, rompiendo así con la dictadura de intereses peninsulares que a lo largo de tres siglos se mantuvo dentro del territorio novohispano.
López Rayón es uno de los personajes insurgentes que se posicionó del lado de los partidarios del reconocimiento de la autoridad de Fernando Séptimo, abandonando la idea de buscar una independencia total de la Corona peninsular[1].
En el otro lado de la cara insurgente, personajes como José María Morelos, sucesor directo de Hidalgo, apostó por una posición republicana y el divorcio de la figura legitimadora de Fernando VII en la organización política de la Nueva España, tanto al interior como al exterior del territorio.
En razón de lo anterior, el Congreso Constituyente promovido por Morelos y otros insurgentes de alto rango aprobó el Decreto para la Libertad de la América Mexicana en 1813, con el cual se consolidó el propósito de que el territorio novohispano fuera absolutamente independiente de las decisiones de la metrópoli.
Rayón había puesto énfasis, en el proyecto insurgente primigenio, en el reconocimiento y la lealtad a la monarquía de Fernando VII; ello pudo verificarse en la formación de la Suprema Junta Nacional Americana de 1811, de la cual, él fue ideólogo indiscutible.
De acuerdo con la concepción de López Rayón, esta junta de gobierno insurgente debía representar los derechos monárquicos de Fernando VII y mantener el gobierno en su nombre mientras se luchaba en contra de la intervención francesa en el reino español[2].
En sus Elementos Constitucionales, elaborados el 30 de abril de 1812, Rayón expone los puntos más relevantes a considerar al momento de elaborar una constitución, pero no se trataría de una constitución de carácter federal, como la que se aprobaría en nuestro país doce años después en 1824, sino de un documento de tintes monárquicos, en tanto que insistía en el reconocimiento de la investidura de Fernando VII en el territorio de la otrora Nueva España.
El punto número 5 del documento, confirma la pretensión política original de los grupos criollos encabezados por el Síndico del Ayuntamiento de la Ciudad de México, Francisco Primo de Verdad (asesinado en la cárcel del arzobispado de la Ciudad de México, en virtud del golpe de Estado de Gabriel de Yermo en 1808) y del conspiratorio de Querétaro al que pertenecían Hidalgo, Allende, el Corregidor de aquella ciudad y su esposa, entre otros personajes.
Rayón escribió:
- La soberanía dimana inmediatamente del pueblo, reside en la persona del Señor Fernando VII y su ejercicio en el Supremo Congreso Nacional Americano[3].
El postulado de este líder insurgente era lograr la autonomía y no una independencia tal cual de la Corona Española. Para él y el grupo que lo apoyaba, tener el cobijo de la metrópoli evitaría una catástrofe política y la anarquía gubernamental. Sin embargo, el proyecto independentista impulsado por Morelos al año siguiente, sería el que finalmente triunfaría, al lograrse la separación de la Corona española en Septiembre de 1821.
[1] Landavazo, Marco Antonio, “Orígenes políticos y culturales del monarquismo mexicano”, en Araucaria. Revista Ibeoroaméricana de Filosofía, Política y Humanidades, vol. 13, núm. 25, 2011. Universidad de Sevilla. Sevilla España. Pp. 67-68.
[2] Ibíd.
[3] “Elementos Constitucionales de Ignacio López Rayón”, disponible en https://bit.ly/2YfLIRM, consultado el día 28-04-2020.