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La lucha por la independencia de la Nueva España, fue un acontecimiento que provocó una intensa participación de todos los sectores de la sociedad novohispana. Grupos que habitualmente no figuraban en temas propios de la administración gubernamental o la política virreinal, como en el caso de las mujeres, incursionaron con éxito en estos terrenos; las insurgentes, participaron con algo más que simpatía durante el desarrollo por la lucha que emancipó a nuestro país de la corona española.
María de la Soledad Leona Camila Vicario Fernández de San Salvador, a quién se le conoce comúnmente como Leona Vicario, fue una de las mujeres que durante la lucha por la Independencia de la Nueva España tuvo un papel preponderante que la llevó a poner en riesgo su propia vida y la de su familia. Se sabe que su fecha de nacimiento fue el 10 de abril de 1789 en la ciudad de México; su madre, Camila Fernández de San Salvador, criolla oriunda de Toluca, fue el segundo matrimonio del comerciante español Gaspar Marín Vicario quien había nacido en la península ibérica.
Quedó huérfana de padre a temprana edad y su madre falleció cuando ella tenía aproximadamente 17 años, por lo que quedó bajo la tutela de su tío materno y padrino Agustín Pomposo Fernández de San Salvador, quien era un reconocido abogado en la sociedad novohispana. En el despacho de su tío fue en donde conoció a Andrés Quintana Roo, originario de la ciudad de Mérida, estaba a punto de terminar sus estudios en la Real y Pontificia Universidad, comenzaba a ejercer como abogado y quien años más adelante, se convertiría en su esposo.
En 1808, la invasión napoleónica a la península, la posterior deposición de los monarcas y la imposición de José Bonaparte a la corona española, ocasionaron una conmoción importante en la vida política y social del virreinato. Leona Vicario no fue ajena a la serie de eventos que dieron origen a la lucha por la independencia y se unió, a las tertulias de un grupo secreto, que fue identificado como Los Guadalupes, que trabó comunicación con la junta conspiratoria de Querétaro y entre cuyas cabecillas se encontraban el cura Miguel Hidalgo y el militar Ignacio Allende; en esta sociedad, Leona Vicario participó como correo y espía.
Su firme decisión de involucrarse de manera ferviente en la lucha por la independencia, la llevó, además de formar parte de Los Guadalupes, a proveer a la insurgencia de recursos económicos, medicinas y alimentos. Por su intensa actividad subversiva Leona Vicario fue detenida en 1813, juzgada y recluida por intervención de su tío Agustín Pomposo en el Colegio de San Miguel de Belén, del cual logró fugarse el 22 de abril de ese mismo año.
Su contacto con la insurgencia dirigida por José María Morelos y Pavón, la llevaron a buscar refugio en las ciudades de Oaxaca y Chilpancingo, lo que propició eventualmente su matrimonio con el abogado insurgente Andrés Quintana Roo el 6 de 1813. Debido al acoso constante del ejército realista sobre los territorios dominados por los insurgentes, el joven matrimonio se vio orillado a cambiar de manera frecuente su lugar de residencia.
En 1817, la lucha insurgente había entrado en un proceso de decaimiento después del fusilamiento de Morelos; ese año Leona Vicario dio a luz a su primera hija en una cueva cercana al poblado de Tlatlaya, ubicado en el hoy estado de Guerrero. La insurgencia, reducida a grupos guerrilleros con presencia focalizada, fue uno de los alicientes que orillaron a la familia de Leona Vicario a separarse de manera forzada en 1818, después de ser delatados por un ex insurgente; ante tal situación, Andrés Quintana Roo se vio constreñido a buscar y a aceptar el indulto, y con lo cual, la familia sería enviada hacia la península.
Consumada la independencia de México, Leona Vicario, junto a su esposo, permanecieron en el país y se sumaron a la corriente política liberal que pugnó por el establecimiento del federalismo en los primeros años de nuestro país como nación independiente.
Leona Vicario falleció en la Ciudad de México el 21 de agosto de 1842 cuando contaba con 53 años. Antonio López de Santa Anna decretó funerales de Estado póstumos en los cuales fue nombrada “Madre de Benemérita de la Patria”. En 1910, sus restos junto a los de su esposo, fueron trasladados a la columna de la Independencia en donde descansan actualmente.
El 26 de noviembre 1948, en una sesión solemne de la XL Legislatura, su fue inscrito con letras de oro en el Muro de Honor del Congreso de la Unión.
Fuentes:
- Moreno Juárez Sergio, La configuración del heroísmo femenino en la historiografía nacionalista de los siglos XIX y XX. El Caso de Josefa Ortiz y Leona Vicario, Madres de la Patria, tesis doctoral. Universidad Nacional Autónoma de México. Ciudad de México, 2017. Pp. 51
- Guedea Virginia, “Los Guadalupes de México”, Instituto de Investigaciones Históricas UNAM, disponible en https://bit.ly/2ZUGyZr, consultado en 04-04-2022.
- “Muro de Honor. Salón de Plenos de la H. Cámara de Diputados. Letras de Oro”, disponible en https://bit.ly/2H4haJb, consultado el 04-04-2022.